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mirona

Por alusiones
(Y por segunda vez)

El ojo que tú ves no es ojo porque tú lo veas,
es ojo porque él te ve.



No es nada nuevo mi pequeña obsesión por los ojos, la mirada. Me vendrá de mi experiencia de ceguera infantil que está conmigo cada día con la cicatriz del ojo... no lo sé... la cuestión es que el otro día alguien me sorprendió mirándole muy fijamente y me preguntó por qué le miraba así y yo contesté: “Quiero ver cómo miras”. Entonces me di cuenta que siempre busco una mirada, que siempre que alguien me importa me interesa la forma en que ve las cosas y, por supuesto, la forma en que me ve a mí. Interés que puede llevar a la extenuación cuando al enamorarnos nos empeñamos en conocer en detalle el entramado de cables que hay en la cabeza del otro. Ahí sí que nos volvemos perspicaces y escudriñadores y hasta obsesivos.
Una expresión habitual entre los vegetarianos es decir que no comen nada que tenga ojos. Curiosa expresión. Quizá en los ojos de los animales sacrificados permanece durante un tiempo el horror al hombre y ese horror contamina al resto de su cuerpo. Lo peor y lo mejor de las personas está ahí, en los ojos. Ahí está la duda, el dolor, la ilusión, la indiferencia, la alegría, el odio… En los ojos está todo. Y, sí, el otro día me fijé realmente en su mirada y decidí actuar como él ya había vaticinado, decidí alejarme con sigilo y silenciosa. Lo que puede hacer una mirada…

Esta Mirada Inocente lo ve todo muy claro.




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Galáctico post



Héroes, heroínas y bichos peludos.


10-Jar Jar Binks – El personaje más odiado de la saga también tiene sus incondicionales. En palabras de Lord Vallbarbas: “Jar Jar es un símbolo de los que quieren hacer bien las cosas y, pese a su empeño y buena voluntad, la cagan”.
9-R2D2 – Jamás entendimos ni papa de cuanto decía, pero se comportó como un campeón en su rol de copiloto de dos generaciones de Skywalker.
8-Chewbacca – La mascota de la primera trilogía esconde bajo su peluda austeridad a todo un cachondo (¿cómo si no iba a ser compañero de Han Solo?). Let’s wookie!
7-C3PO – En más de seis millones de formas de comunicación es capaz de darnos la vara este androide con cierta propensión a acabar despedazado.
6-Princesa Leia – Más allá de la doble ensaimada capilar, encomiable su capacidad para dejarse de tonterías y empuñar como está mandado una pistola láser. Además, se cargó a Jabba el Hut con una práctica erótica bastante popular en Australia.
5-Lando Calrissian – El único actor de color de la trilogía inicial traicionaba a Han Solo con alevosía y nubosidad, señal de que a Lucas le trae al pairo lo políticamente correcto.
4-Han Solo – El Michael Schumacher del hiperespacio siempre tiene un comentario sarcástico en los labios para rebajar los subidones místicos de su amigo Luke. Eso sí, lo carbonizaban tanto en El Imperio Contraataca que se tiró todo El Retorno del Jedi sonriendo como un gilipollas.
3-Obi Wan Kenobi – El Maestro que todos quisimos siempre tener. El penúltimo Caballero Jedi. También el tipo que dejó que Anakin se le subiera a las barbas. Pero, en cualquier caso, el enunciador de una de las más grandes líneas de diálogo de todos los tiempos: “Que la Fuerza te acompañe”.
2-Yoda – Verde en sosias de Jordi Pujol es (maltratada jamás la sintaxis estuvo tanto). Exiliado en el planeta Dagoba desde el advenimiento del Imperio, aprovecha la visita de Luke para impartir dos lecciones de Jedismo y, a continuación, palmar. Es de lejos el mejor actor de El Ataque de los Clones.
1-Luke Skywalker – De granjero en Tatooine a principal representante de la estirpe Jedi pasa el caminante de los cielos, un muchacho rubiales y apocado que habría de convertirse en el gran referente heroico de toda una generación. Con él lo aprendimos (casi) todo. Por de pronto, que los padres pueden ser unos cabrones pero, en el fondo, nos quieren.



(No tiene entidad dramática para ingresar en el Top 10, pero a ver quién le discute a Amidala el derecho a mostrarse de cuerpo presente… -¡gracias, George!)


Los más peores de la galaxia


10-Darth Tyranus, aka Conde Dooku – Gracias a él supimos de las habilidades de Yoda, Nadia verde la Comaneci, con una espada láser.
9-Jabba el Hutt – Un turbador parecido con Néstor Luján y, sobre todo, una comprensible afición a las princesas ligeritas de ropa. (Literalmente) inmenso.
8-Grand Moff Tarkin – Su gesto de burócrata nazi escondía una difícil elección: ser acogotado por el padre o saltar por los aires gracias a la puntería del hijo.
7-Guardia del Emperador – Su uniforme burdeos fue lo más in de El Retorno del Jedi (la boa de pelo de ewok no era aún políticamente correcta).
6-Tropas de Asalto – Los famosos clones. Omnipresentes y, a ratos, entrañablemente patosos.
5-Moradores de las Arenas – De mala leche más que comprensible (no sólo viven en el desierto sino que deben aguantar el calor de dos soles), fueron responsables del primer gran flirteo de Anakin con el lado oscuro de la fuerza.
4-Darth Sidious, aka Emperador, aka Senador Palpatine – Ideólogo en la sombra de todo el mal rollo de la saga. De ahí sus ojos perpetuamente inyectados en sangre.
3-Darth Maul – Su ferocidad era terriblemente desaprovechada en La Amenaza Fantasma. Eso sí, tenía la espada más larga (por bicéfala) que la de Liam Nelson. Y ya es decir.
2-Boba Fett – El cazarrecompensas menos dicharachero del Imperio tenía a Han Solo entre ceja y ceja a raíz, luego lo supimos, de un trauma infantil relacionado con la mala cabeza de su padre. Dentro de unos 978 años el Sarlac habrá acabado de digerirlo.
1-Darth Vader, aka Anakin Skywalker – Respira como un asmático y, bajo el casco, esconde a un tipo más quemado que Han Solo tras dos semanas sin bajar del Halcón Milenario. Es una especie de padre de Hamlet en versión gore-ciberpunk. Y nadie, ni siquiera Clint Eastwood en plan sargento de marines, nos ha impuesto tanto en la sala de cine. No sólo es el Gran Villano: además, es de lejos lo mejor de la saga.




Un blog con mucho y bueno que leer.

LADRIDOS CREPUSCULARES

Parecidos pontificios

Ratzinger no se parece a...

Desde su elección como Papa, al Cardenal Ratzinger se le han querido encontrar numerosos parecidos con personajes históricos y de ficción. Este post es un pequeño esfuerzo para, mediante la comparación directa, desmentir tales parecidos.

Porque Ratzinger no se parece ni a Grandpa Munster...

Grandpa Munster


... ni a James Dean ...

James Dean


... ni a Gollum ...

Gollum


... ni a Darth Sidius ...

Darth Sidius


... ni al Drácula de Coppola ...

Dracula


... ni a un chihuahua peludo ...

Chihuahua


... ni a un orco ...

Orco


... ni a Bela Lugosi ...

Bela Lugosi


... ni al Pingüino de Batman ...

Penguin


... ni por supuesto a Hannibal Lecter ...

Hannibal Lecter


Y es que a mí no me recuerda (ni remotamente) a ninguno, la verdad. Juzguen.



Excelente trabajo gráfico.
La encontré en este excelente blog:

EL PALIMPSESTO.

Un brindis muy bien motivado
(Excelente Canción Alcóholica)

Salud (dinero y amor)

Brindo por las mujeres que derrochan simpatía,
brindo por los que vuelven con las luces de otro día.
Brindo porque recuerdo tu cuerpo, pero olvidé tu cara,
brindo por lo que tuve porque ya no tengo nada.
Brindo por el momento en que tú y yo nos conocimos,
y por los corazones que se han roto en el camino.
Brindo por el recuerdo, y también por el olvido,
brindo porque esta noche un amigo paga el vino.

Porque la vida es dura, por el fin de la amargura,
brindo porque me olvido los motivos porque brindo.
Brindo con lo que sea que caiga hoy en el vaso,
brindo por la victoria, por el empate y por el fracaso!

Brindo por seguir queriéndote toda la vida,
casi está lleno el vaso con la sangre de otra herida.
Brindo con emoción, pero también brindo con frialdad:
que la salud no falte a toda la humanidad.

Desde un rincón del mundo brindo contigo...

Caiga quien caiga brindo sobre la luz de una vela,
toda la noche brindo y que la mañana venga.
No es un momento triste ya que brindo con amigos;
brindo por el futuro con la noche de testigo.

Si alguna vez no brindo siquiera por tonterías,
brindaré con silencio por la fortuna perdida.
Brindaré muy en serio por una vez en la vida:
brindo hasta la cirrosis por la vacuna del sida!

Desde un rincón del mundo brindo contigo...
SALUD!



Perla perdida en el mar de los anónimos.
La encontré como comentario a un texto publicado aquí:


Divertida ironía, la suya, sí señor.

CONTRA LA LECTURA

Ante tanta papanatada acerca de los mundos que se abren cuando uno abre un libro y el placer casi sexual de acariciar un viejo tomo de cuentos de Chejov, creo conveniente recordar los peligros que trae consigo eso de leer, por mucho que esté de moda.
Hay que comenzar por lo evidente: leer le deja a uno ciego para cualquier cosa que no sea el libro. Mucho se ha hablado acerca de la posibilidad de prohibir fumar mientras se conduce, pero es que conducir mientras se fuma sustancias ilegales, estando completamente borracho y hablando por el móvil es más seguro que hacerlo mientras se lee. Es que uno no debería ni cruzar la calle con un libro en las narices, al no poder asegurarse de que el semáforo está realmente en verde.
Por tanto y de entrada, leer puede matar.
La lectura afecta además al cambio climático. Por supuesto, de forma negativa. Y es que por cada libro que se edita hay que talar decenas de árboles que dejarán, evidentemente, de fabricar oxígeno. Leer en una Pda no ayuda, ya que esto contribuye a incrementar el consumo de energía. Por supuesto, también aumenta este consumo el procesamiento que requiere el reciclaje de papel.
Leer contribuye asimismo a aumentar las desigualdades. Cuando alguien lee y otro no lo hace, crece la brecha entre cultos e incultos, dejando (en principio) en clara desventaja a estos últimos. Por otro lado, donde más se lee es en los países ricos, ya que en los pobres bastante tienen con sobrevivir al dictador de turno. Por tanto, habría que dejar de leer por solidaridad con el tercer mundo. De este modo les daríamos a los países pobres tiempo suficiente para alcanzar nuestro nivel cultural, en caso de que esto sea necesario y deseable, cosa aún muy discutida.
Los libros incluso aumentan el índice de criminalidad. Cabe recordar que son relativamente pocos quienes se atreven a robar una joyería o tirarle del bolso a una ancianita. Pero son más los que no dudan en meterse un libro bajo el abrigo y largarse sin pagar, aún en el caso de que la librera sea una viejecita y el autor un antiguo joyero como Juan Marsé.
Esto de robar libros causó estragos hará veinte o treinta años: casi todos los miembros de la generación que ahora tiene entre cuarenta y cincuenta relatan cómo robaron un libro en una librería de viejo parisina. En caso de que al menos la mitad sean sinceros, la mayoría de librerías de viejo de París habrá quebrado, sin que a nadie le importen los hijos hambrientos de los dueños.
Por otro lado, ¿qué hay de los lectores pasivos? Todos hemos tenido que soportar en alguna reunión de amigos al típico pesado que dice algo así como "precisamente leía el otro día que los delfines no son tan inteligentes como se dice" o "esto me recuerda a esa divertidísima novela de Wodehouse en la que". A ver. Cada uno puede hacer con su cerebro lo que quiera. Martillearlo, agujerearlo, estudiar para dentista o incluso llenarlo de letras. Pero los demás no tenemos la culpa, no tenemos por qué sufrir lo que uno piense acerca de La Metamorfosis o si el Quijote habla en realidad de lo duro que es ser un podólogo frustrado.
Sin duda, hay aún más motivos para no leer. Aunque con estos yo creo que bastaría para plantearse una posible prohibición. En todo caso, valgan a modo de advertencia a los incautos que se dejan manipular fácilmente por los medios de comunicación y podrían acabar comprando algún libro este sábado --aunque sea de cocina-- y, horror, leyéndolo. Sí, los escritores también tienen derecho a comer, no lo niego, pero que se busquen un trabajo digno que no perjudique a los demás. Que piensen que una de sus hijitas pequeñas e indefensas podría acabar leyendo uno de sus libros. Y, en consecuencia, muriendo en un terrible accidente de tráfico.



Más delicatessen aquí:

Algarabía.

Brillante y original homenaje al Quijote


Hace cuatrocientos años un señor manco publicaba una novelita de cachondeo en la que a un hidalgo manchego se le iba la olla y salía por esos mundos de Dios a hacer el caballero andante. Un tipo flaco, cincuentón, cristiano viejo y de buena familia lo dejaba todo para ir a buscar la gloria por una Piel de Toro miserable y desagradecida.
Nacía el Quijote de la mano de un ex soldado de Felipe II. Don Miguel se dejó media vida y una mano luchando contra el turco frente a la costa griega defendiendo la fe erdadera y el honor patrio. Qué no se diga. Todavía era la época en la que los saraos nos salían bien y nos temían por medio mundo. Cafres, sí, pero con un par. En los territorios del Rey prudente no se ponía el Sol y ser español tenía su puntito. Más o menos como ser americano ahora, del norte, se entiende.
Pues aquel viejo soldado, preso en Argel, veterano del humo de mil batallas, acabó su vida más pobre que un perro. Cosa natural, por otra parte, en esta tierra de desagradecidos. El autor más importante de nuestra literatura. Lamentable.
Cuatro siglos después le montan el chiringuito del desagravio. Una jamona estupenda presenta un Telediario a la sombra de un molino manchego y nos sacan la efigie del Quijote hasta en camisetas. Programas especiales, señores ilustres y literatos encantados de haberse conocido elogiando la obra de Cervantes. Aquí, por estas tierras cervantinas periféricas, algún soplapollas se indigna porque se intente pillar algo, aunque sea de rasquis, aprovechando que el hidalgo pasó por aquí buscando el mar. Se entiende que el Quijote era u tipo hispano y, por ende, fascista. Puestos a elegir,se dicen qué coño no sacan al Tirant lo Blanc, el tirante el blanco que también leyó nuestro caballero de la triste figura.
Yo lo leí en el instituto. De aquella época también recuerdo haber leído a Shakespeare por primera vez. Tenía su gracia. Me gustó especialmente Macbeth, pedazo de hijo de puta. El caso es que el Quijote me gustó más. Y no por chovinismo sino por el cachondeo que se traía el hidalgo castellano. Pocas veces he leído algo que representase tan bien cómo somos. Personalmente creo que la gracia del Quijote se haya ahí; en lo mal que nos pone pero la gracia que tiene el jodío. Es una novela que se lee sola, divertida, trágica y con su mucho de ternura. Le coges cariño al loco, y al final te da un no se qué cuando se muera. Es, salvando las distancias, como si se muriese alguien de tu familia. El Quijote lleva muriéndose cuatrocientos años en la vida de los españoles. De él hemos sacado lecciones y ejemplos. Al fin y al cabo era un tipo que buscaba la justicia, y eso tira mucho. El mejor reconocimiento que podemos hacerle es leerlo
A pincipios de siglo XX no se leen novelas de caballerías. Se vende mucho bodrio y cualquier cantamañanas escribe una novelita por el mero hecho de lucir palmito en la tele. Aunque de todas formas siempre nos queda—a los que amamaos la letra impresa—algún rinconcito donde encontrar a gentes de valía. Alguna paradita de libros de segunda mano en la que encontrar un pequeña joya. Toda una aventura encontrar un libro amarillento. El placer de oler a rancio en sus páginas. Algo parecido a lo que debió sentir nuestro héroe cuando hojeaba el Amadís de Gaula.
Al final todos elegimos el motivo de nuestra locura. Y todos, sin excepción, cargamos al galope contra nuestros molinos de viento.
Cosas veredes, amigo Sancho. Cosas veredes....



Merece la pena leer este libro en forma de blog
(Aunque sea de arena)




Patri, tú vales mucho.





Sí y no.
Porque la balanza nunca está equilibrada, siempre hay un lado que pesa más, que duele más, que gusta más, pero parece que no hay motivos suficientes.
Sí y no.
Porque nadie es blanco o negro y la degradación es la clave.
Sí y no.
Porque es difícil no cruzar las líneas que no se deben cruzar y escoger el camino que más conviene.
Sí y no.
Porque ver no es creer. Porqué hay vendas emocionales que no caen con facilidad.
Sí y no.


Interesantes reflexiones de una escritora excelente
(Y menos inocente de lo que dice)




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Doble G. (Gallego y Genial)

SER OVEJA

Cuantos más leemos el código, cuantos más vamos al partido, cuantos más viajamos a Roma o comemos en el macdonals, más intenso resulta el magnetismo del rebaño. El rebaño, como la masa, tiene su propia gravedad. Atrae a los cuerpos, pues él mismo es la esencia de la atracción, su propio espectáculo. Hasta las ovejas descarriadas sienten su llamada, hipnotizadas por la industria de la exclusividad. Sé tú misma, oveja, bala con distinción. Beeeee, lo mismo para la risa que para el llanto.

Así, llego a casa y pongo Mozart y un vodka.


Como esta perla, hay más aquí:

Una cuestión personal.

Gracias, princesa,
por recordarnos esta hermosa leyenda.




Una de mis historias preferidas cuenta que hace mucho tiempo, tanto que ni lo recordamos, los humanos éramos distintos: nuestras espalda y costados formaban una esfera coronada por una sola cabeza presidida por dos rostros enfrentados, poseíamos cuatro orejas, cuatro brazos, cuatro piernas que nos permitían avanzar en direcciones opuestas alternativamente sin girarnos, dos órganos sexuales...
Estos humanos vivían felices y cada uno era un ser completo, pero siempre que los humanos hemos tenido una época feliz y sin preocupaciones la hemos echado a perder, y así sucedió también entonces: ofendieron a los dioses, incluso intentaron ascender al cielo para atacarlos, y estos, que desde el principio de los tiempos tenían claro lo de divide y vencerás (aunque ahora veremos que de modo mucho más literal), para castigarlos, hacerlos más débiles y menos altaneros, resolvieron hacer de cada uno dos. Zeus iba partiendo humanos por la mitad y Apolo iba girando el rostro de los seres incompletos que quedaban para que siempre tuviesen a la vista su seccionamiento.
Desde entonces, cada parte echa de menos a su mitad, y cuando la encuentra, la reconoce como semejante a ella y a partir de ese momento sólo quieren permanecer abrazados, anhelando ser de nuevo un solo ser.


Si quieres disfrutar de unas delicias similares,
ya sabes donde tienes que pulsar:




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Me gustaría ser su alumna.

Una tradición dice que algunos romanos tenían por costumbre ir depositando en un recipiente una piedra blanca por cada día bueno y una negra en los malos, y que al llegar el día de su cumpleaños, contaban el número de guijarros blancos y negros que habían juntado y así consideraban el año. El pasado en cada momento asociado a esas piedras blancas, aunque ellas mismas no especifiquen el día concreto por el que fueron colocadas: quizá por estar juntos una tarde de domingo compartiendo unos minutos de entrenamiento de un equipo juvenil de fútbol, o por una conversación tranquila unida a la alegría de un encuentro, una compra rápida de anchoas y sidra en el super de la esquina, un abrazo a las cinco de la mañana, sentir el sabor de la amistad entre un frío del carajo, el reírse con el ingenio de un niño de tres años o disfrutar de varios brindis todos juntos antes y durante la cena.
La tradición explica lo que hacía un romano en su cumpleaños con ese puñado de piedras. Pero no dice nada de las que esa persona te ha regalado, las piedras blancas que día tras día uno coloca en su propio recipiente gracias a esos momentos. Siempre estarán ahí, en nuestro recuerdo, en el mío y en el de A., igual que el sabor de esas risas o el sonido de una botella de Chianti abierta entre amigos. Y no son notas a pie de página. Son las palabras escritas en nosotros mismos, los lazos que esas piedras blancas crean.


Puedes leer más lecciones magistrales aquí:

Cuaderno Rojo.

Este chico es una joya.




Más ideas ilustradas aquí:

La lucidez de un joven maestro.

Reflexionando sobre el arte, sobre las parejas, sobre el modelo social, sobre los adolescentes, sobre el mundo. Una cerveza. Dos. Una Joana. Neuronas, redes e interconexiones. Y entonces el flash. El porqué. Los porqués. Todo un mundo antes lo ojos enfebrecidos de humo. El porqué está en el individualismo. No es nuevo. Pero es. No es bueno ni malo, pero es. El porqué está en que antes la gente se casaba para tener una familia (ni bien ni mal), y ahora se casa para sentirse bien junto a otra persona. En efecto, cuando deja de estar bien, se acaba, como es natural. El porqué está en que los artistas antes pintaban para mostrar sus sentimientos a los demás y ahora pintan para mostrarse sus sentimientos a sí mismos. El porqué está en que antes la gente se afiliaba a un sindicato para luchar por la clase obrera y ahora se afilia para no estar desprotegido ante su empresa.
El porqué está en la sociedad individualizada que dice Zygmunt Bauman, aunque él lo emplea en otro sentido. Ahí están las comunidades de interés personal, que no se sustentan en el colectivo sino en la suma de individualidades. El postmodernismo. El vacío existencial de la gente que pasa a ver al Papa muerto para hacerle una foto con el teléfono móvil. La misma foto repetida en cientos de móviles. El mismo mail vacío y repetido millones de veces. La misma red unida por puntos gordos llenos de yo y faltos de conexiones. El mismo arte incomprensible. Los mismos grupos individuales. Los mismos partidos llenos de ego. Las mismas familias en trece trozos. El mismo mundo solitario en el grupo. La nueva sociedad.



Podrás leer genialidades parecidas aquí:

Dulce y venenoso blog.


Acércate, no pierdas el tiempo, comienza a girar.
Vuela por encima de mi cabeza, ¿me has visto ya las canas?
Di que se te ha perdido la llave.
Di que no has venido a verme porque no sabías si estaría en casa.
Miénteme.
Guarda un poco de veneno y échalo en mi café.
Mátame dulce.
Mientras me arreglas la cafetera voy a cocinarte un post, para que luego te arrepientas.
Se me están emborrachando los comentarios.



Encontré esta delicia en
Cianuro con azúcar

Fascinante observación.


He dedicado largas horas de estudio al espinoso tema de lo que púdicamente se denomina placeres de la carne. Cada cultura tiene sus textos clásicos y existen cientos de manuales de autoayuda, todos los cuales he leído y anotado. Lamentablemente, la gran mayoría de ellos se limitan a la glosa de una serie de posturas y técnicas. Echo en falta un texto que siente las bases teóricas del Primer Paso. ¿Cuál es el mensaje que el sujeto A, que desea cohabitar con el sujeto B, debe lanzar para alcanzar el éxito? Esta es la gran pregunta a la que siglos de cultura y esfuerzo intelectual no han dado respuesta definitiva. A pesar de que vivimos en una sociedad regulada por multitud de códigos inequívocos que todos entendemos y respetamos (el intermitente con el que señalamos que vamos a girar a derecha o izquierda, el semáforo rojo que nos indica que debemos detenernos, la sirena de la ambulancia que nos pide paso...) no existe una fórmula definitiva que mitigue las dificultades del abordaje y nos conduzca al éxito. ¡Cuántas frustraciones se evitarían, cuántos malos entendidos nos ahorraríamos de existir esa fórmula! La interpelación directa, escueta, económica en recursos retóricos e inequívoca -"¿Follamos?"- no funciona; tampoco funcionan las exhibiciones de elocuencia, pues, cuando son largas y floridas en exceso, el sujeto B suele ponerse a pensar en sus cosas.
Anuncio que estoy trabajando en ello, pues es algo que echo en falta y mucha gente me ha animado a esta tarea. Mis conclusiones provisionales apuntan a que existe una gran similitud entre ligue y arquitectura, pero no puedo adelantar nada más de momento.



Más de lo mismo en
Bartleby, el escribiente. (Bart, para los amigos)

¡Qué grande eres, Nacho!


NACHO - ¿Te has parado a pensar alguna vez que esa pulsión loca que nos entra a veces por acabar la noche con una mujer en realidad no tiene que ver con las ganas de follar?
HÉCTOR – Creo que sé a qué te refieres.
NACHO – A lo mejor tiene que ver más con la necesidad ególatra de colarte en la vida de otra persona. De meterte en sus recuerdos, de protagonizar un capítulo supuestamente emocionante en su vida, de un modo romántico, furtivo, accidental y breve.
HÉCTOR – Sí, ya lo he pensado…
NACHO – Igual nuestras ganas se reducen a eso. A querer ser inolvidables.
HÉCTOR – Ya, pero es que cuando te haces una paja se te pasan.



Sexo, mentiras y horas de photoshop.