Por alusiones
(Y por segunda vez)
es ojo porque él te ve.
No es nada nuevo mi pequeña obsesión por los ojos, la mirada. Me vendrá de mi experiencia de ceguera infantil que está conmigo cada día con la cicatriz del ojo... no lo sé... la cuestión es que el otro día alguien me sorprendió mirándole muy fijamente y me preguntó por qué le miraba así y yo contesté: Quiero ver cómo miras. Entonces me di cuenta que siempre busco una mirada, que siempre que alguien me importa me interesa la forma en que ve las cosas y, por supuesto, la forma en que me ve a mí. Interés que puede llevar a la extenuación cuando al enamorarnos nos empeñamos en conocer en detalle el entramado de cables que hay en la cabeza del otro. Ahí sí que nos volvemos perspicaces y escudriñadores y hasta obsesivos.
Una expresión habitual entre los vegetarianos es decir que no comen nada que tenga ojos. Curiosa expresión. Quizá en los ojos de los animales sacrificados permanece durante un tiempo el horror al hombre y ese horror contamina al resto de su cuerpo. Lo peor y lo mejor de las personas está ahí, en los ojos. Ahí está la duda, el dolor, la ilusión, la indiferencia, la alegría, el odio En los ojos está todo. Y, sí, el otro día me fijé realmente en su mirada y decidí actuar como él ya había vaticinado, decidí alejarme con sigilo y silenciosa. Lo que puede hacer una mirada

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